La semana pasada, nuestro amigo Juan de Aragón Aventura, se brindó a enseñarnos una ruta diferente para acceder a la cercana Ermita de Santa Elena, en el inicio de nuestro vecino Valle de Tena. Nunca habiamos hecho una via ferrata y nos pareció una forma fantástica de probarlo.
Pocos metros después de pasar Biescas, y con un cómodo lugar para aparcar, empezamos nuestro camino. La primera prueba del recorrido consistió en atravesar un puente tibetano sobre el Gállego, que con el calor que nos hizo ese día, daban ganas de tirarse al río que discurre manso bajo nuestros pies.
Por supuesto contábamos con todo el material recomendado para afrontar un reto de este tipo. Juan nos presto arneses, cascos y disipadores, nos ayudo a ajustarlos y verifico que iniciábamos la ruta bien preparados.
Tras el puente tibetano, continuamos por una serpenteante senda abrazada por bosques y colgada del paredón de Santa Elena, muy agradable y fresca.
Continuamos el recorrido observando y aprendiendo de distintas especies florales y curiosidades geológicas (únicas del Pirineo) que vamos encontrando junto a la senda, así como los «búnkeres» construidos tras la Guerra Civil que formaban parte de la conocida como «Línea-P«(una de las curiosidades de la ruta).
No tardamos mucho en llegar a la vía ferrata, muy sencilla, ideal para aquellas personas que quieran iniciarse en este tipo de rutas. Nivel K1.
La vía tiene seis tramos separados cada uno de ellos por antiguos bancales. Todos los tramos están perfectamente equipados con grapas, siergas y cadenas. Juan nos dió las indicaciones necesarias para enlazarlos sin problemas y con la máxima seguridad.
Conseguido el objetivo, que es llegar a la cima, hay que disfrutar del momento y recuperar el aliento contemplando el paisaje. El descenso se realiza por un sendero de tierra que nos llevará hasta el antiguo fortín.
Al otro lado del desfiladero donde finaliza la ferrata se puede (más bien se debe, porque es un paraje precioso) visitar la Ermita y fuente de Santa Elena, y bajo de ella, una pequeña cascada donde aprovechamos para refrescarnos.
Esta actividad, que los amigos de Aragón Aventura han denominado como «sendaventura», es totalmente recomendable para familias y gente que quiera probar algo diferente en sus salidas al monte. ¡Gracias a Juan por esta aventurilla y por descubrirnos unas tostadas de escandalo durante la vuelta a Jaca!