En Jaca el monte más venerado, seña de identidad de nuestra ciudad, y presente en el corazón de todos los jaqueses, es el Monte Oroel. Sin embargo, muy próximo a Jaca, se encuentra el Monte Rapitán, que es como el hermano pequeño, mucho menos apreciado, evidentemente por una cuestión de tamaño. Aún así ofrece multitud de posibilidades: alberga un Campo de Tiro al plato, tiene un Circuito para Bicicleta de Montaña que se ha utilizado en algún campeonato (os lo contamos aquí); también se ha subido en la Cicloturista de la Jacetania e incluso fue final de etapa en la Vuelta Ciclista a España del 2012.
Lo recomendamos como visita obligada por sus impresionantes vistas. Relativamente cercano al casco urbano, está situado al norte de la ciudad, con una altitud de 1.140 m. no supone un desnivel de más de 300 m. respecto al centro. Podemos hacer la ascensión a pié, en bicicleta, en moto o en coche, ya que su carretera en zig-zag, está asfaltada y en buen estado. Para un mayor disfrute, sugerimos hacer el recorrido a pié. Desde la población, salimos buscando la avenida del mismo nombre y encaminándonos hacia el Hospital Comarcal, situado en la falda del monte. Aconsejamos hacer la subida por el sendero interior del bosque que está muy bien señalizado, donde el caminar se hace agradable entre la sombra de los pinos, y con bonitos rincones. Los primeros tramos son algo empinados, pero te encuentras con descansillos, que salen en las curvas de la carretera. En su parte final es más llano, exceptuando el último tramo hasta la llegada.
Esta ascensión no nos habrá llevado más de 30 minutos. Una vez en la cima nos encontramos con lo verdaderamente espectacular: el poder disfrutar de unas excelentes vistas, una sensacional panorámica de Jaca con la Peña Oroel al fondo, a la vez que podemos apreciar las diferencias del terreno, el contraste de una parte del Valle del Aragón, la Canal de Berdún al suroeste y la llanura de salida hacia el Valle de Tena. Uno se puede dedicar, al menos, 15 minutos a observar lo que tiene ante sí, relajadamente y en silencio.
El otro punto de interés que encontramos en el monte, es la fortaleza militar. Se trata de una edificación de 1884, de tipología de fuerte fusilero artillado. Su construcción se inició a la vez que el Fuerte de Coll de Ladrones de Canfranc y de Santa Elena en Biescas, que con su situación estratégica, formaban parte de una red defensiva. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2006. Actualmente permanece cerrado y no se puede visitar. Pese a todo tenemos un bonito paseo si seguimos el sendero del perímetro del fuerte, por encima de los fosos. Desde allí también son magníficas las vistas hacia el norte, pudiendo verse de este a oeste, entre otros, el Pico Collarada, las Blancas y el Pico Bisaurín.
Al pie del fuerte y al lado de una escalera, se encuentra una caseta que contiene fotografías e información sobre la construcción del fuerte, pero que no está en buen estado por las pintadas que han hecho.
Sobre esta edificación, decir que recientemente se ha conseguido una subvención del Ministerio de Fomento, para la restauración de las cubiertas, dañadas por la humedad. Esperemos que sea el primer paso que dé impulso a este emblemático edificio y que pueda convertirse en un referente que complete la oferta turística de la ciudad. Desconocemos las particularidades del edificio, pero sorprende que una instalación que cuenta con 35.000 m2, no sea un espacio válido para albergar exposiciones, actividades culturales, que se puedan visitar algunas de sus dependencias, o incluso que pueda haber algún tipo de bar. Otros destinos turísticos, con mucho menos te organizan una visita.
Después de haber disfrutado, una vez más, de este extraordinario mirador, decidimos emprender el descenso. Podemos hacerlo por el mismo sendero de subida, pero también podemos hacerlo por la carretera, que aunque es un poco más largo, permite seguir disfrutando de las vistas. Otra alternativa, para los que la etapa les haya parecido corta, es continuar el camino que sale desde el edificio de apartamentos, hacia Ipas, para después bajando hacia Guasa tomar una pista que hay sin asfaltar, de regreso a Jaca.
En resumen, se trata de una actividad de media jornada muy recomendable, para hacer también en familia, por su facilidad y su cercanía al centro, y así completar la visita a Jaca. Ya sabéis que podéis consultar más recomendaciones sobre actividades en los alrededores de Jaca, en nuestro blog: Campo Base.
No descartar, para otra ocasión, la visita al atardecer, con la puesta de sol.